jueves, 10 de julio de 2008

Hospital le dice que se vaya a su país


Por Armando García

Charlotte, NC.- José Rubén Flores, un salvadoreño de 37 años, recibió las noticias más duras que había escuchado en su vida.
“Tiene usted tres semanas de vida”, con un rostro triste, deprimido dijo Flores. “Eso me lo dijeron en el Hospital las Carolinas”.

Esa noticia le cayó como una cubeta de agua fría. No un futuro prometedor con familia, esposa y tres hijos.
El 17 de noviembre Flores fue a emergencia por dolor en la parte inferior de la espalda, en particular a los lados y combinado con mareos. Una vez en el hospital le diagnosticaron que tenía una deficiencia renal entre otras cosas.
“Me dijeron que mis riñones no funcionaban bien”, dijo Flores. “Pero que no podían tratarme con diálisis por no ser ciudadano, por ser indocumentado”.
Al darlo de alta el hospital le indica que se debe ir a El Salvador para ser tratado allá con diálisis. Y que debe seguir tomando sus medicamentos, pero que si el problema persiste o empeora podría volver a la sala de emergencia.
Pero si le indican que si no se ha regresado a su país se presente a la Myers Park Internal Medicine Clinic para darle seguimiento a su caso.
“Pero carezco de recursos para ir a esa clínica”, dijo Flores.
El Sistema de Cuidado de Salud de las Carolinas a través de su vocero Scott White dijo que no podía dar ninguna información sobre el señor Flores, porque el expediente es confidencial.
Pero a la pregunta de que si era la política de sistema de salud de Carolinas negar el tratamiento de una persona diagnosticada con problemas renales por ser una persona indocumentada la respuesta fue tajante.
“Definitivamente que no”, dijo White.
Contradiciéndose totalmente con la documentación entregada al señor Flores y publicada en este artículo.
Flores en su trabajo de construcción le pagaban con cheque personal y no tenía seguro médico. Vive con su esposa Ana de 34 años y tienen tres hijos que viven en El Salvador.
Llegó a Estados Unidos en el 2003, cruzó la frontera con México y llegó al estado de Virginia, pero como todo inmigrante buscó hace 12 meses mejores oportunidades en Carolina del Norte con la esperanza de encontrar el sueño americano, pero en su lugar encontró una pesadilla.

”Me vine buscando, pero no se ha logrado lo que hemos querido hacer”, dijo. “Tenemos tres hijos en El Salvador”.
La carta del hospital dice que Flores dijo que su iglesia se encargaría de juntar los dineros para su regreso a El Salvador y que al llegar a su país tendría que internarse en una institución.
“He decidió regresar a mi país. Pero no tenemos dinero para atenderme allá”, dijo Flores. “Mi única esperanza es encomendarme a Dios”.
Su esposa y él son cristianos y acuden a la iglesia Pentecostés del Dios Vivo. Y sus ‘hermanos en Cristo’ son los que están ayudando en colectar los dineros para los pasajes y pasaportes. Pero lo más urgente es colectar dinero para su atención médica en El Salvador.
“No me he sentido bien”, dijo Flores, quien se encuentra recostado en el sillón del departamento donde vive al este de la ciudad.
“Recibí por fax documentos de mi país para poder ir a Atlanta y sacar mi pasaporte”, dijo la señora Flores. “Así podré acompañar a mi esposo”.
De acuerdo con Ana Miriam Carpio-Vázquez de la organización UNISAL la Embajada de El Salvador está también ayudando en el caso.

Flores agradece los gestos amables de personas que han acudido a su casa a donar dinero para sus medicamentos, los negocios que se han prestado para que su esposa viaje a Atlanta a tramitar su pasaporte y la colaboración de estaciones de radio locales y otros medios que se han unido a este esfuerzo.

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